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TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS INFANTILES Y JUVENILES

 

Entre los trastornos infantiles encontramos una amplísima variedad. El común denominador es que se producen durante la infancia. Lo mismo sucede con los trastornos juveniles. Muchos de los trastornos infantiles persisten y se agudizan más durante la adolescencia y adultez temprana, por lo que deben ser tratados lo antes posible.

Trastornos infanto-juveniles más comunes:

  • Enuresis:
    • La enuresis sucede cuando el niño/a tiene pérdidas de orina incontroladas y la edad del niño es de 5 o más años.
  • Encopresis:
    • La encopresis sucede cuando el niño/a tiene incapacidad para controlar el esfínter anal y tiene excreciones incontroladas y la edad del niño es de 4 o más años.
  • Trastorno de déficit de atención o sin hiperactividad (TDA/H):
    • Es un trastorno caracterizado por ser niños muy inquietos, que no pueden estar más de unos minutos (a veces ni eso) concentrados en una misma tarea y que causan mucho estrés y frustración a los que le rodean (padres, profesores, compañeros, amigos, etc.) y que sufren de una alta impulsividad (tanto cognitiva como conductual).
    • Este trastorno ha sido ampliamente sobrediagnosticado por neurólogos y otros profesionales. Hay que tener en cuenta que no se puede diagnosticar por el simple hecho de que sea un niño/a movido o inquieto. Se deben pasar pruebas neuropsicológicas para determinar si existe una alteración neurocognitiva de la atención.
  • Trastornos de control de impulsos:
    • Trastorno Negativista Desafiante (TND):
      • Se observa en niños que muestran un patrón de enfados desproporcionados, así como de una actitud desafiante o vengativa generalmente enfocada hacia las figuras de autoridad (padres, profesores, etc.).
    • Trastorno Explosivo Intermitente (TEI):
      • Se observan episodios recurrentes de carácter explosivo y desproporcionado que pueden concurrir con violencia física o no, en el que muchas veces se tiran o rompen objetos.
    • Trastorno de Conducta:
      • Este trastorno es una forma compleja entre el trastorno negativista desafiante y el explosivo intermitente. Es una alteración grave del comportamiento que requiere atención inmediata. Los niños/adolescentes/jóvenes con trastorno de conducta tienen una forma de ver el mundo egoísta y egocéntrica, donde el resto de personas deben estar a su servicio. Carecen de tolerancia a los límites impuestos y sus reacciones son agresivas en la mayoría de los casos.
    • Cleptomanía:
      • El cleptómano no puede dejar de robar aunque muchas veces sienten culpabilidad después de haberlo hecho.
    • Piromanía:
      • El pirómano siente la necesidad de provocar fuegos para sentirse aliviado o en calma.
    • Tricotilomanía:
      • Es la incapacidad de la persona para dejar de arrancarse el pelo.
    • Existen otros muchos trastornos infanto-juveniles.

¿Cuánto dura el tratamiento? Es una pregunta muy frecuente y de difícil respuesta. Las variables más importantes para la duración del tratamiento son: la causa, la gravedad, el tiempo de evolución y el paciente. La causa, la gravedad y el tiempo de evolución, en el momento de consulta ya son factores incontrolables y no se tiene poder para cambiarlo. Sin embargo, el modo de afrontamiento del paciente sí que es mejorable. Por tanto, si el paciente se involucra activamente en la terapia ésta se reduce sobremanera. Pero hay que tener en cuenta que si se viene a consulta 3 años después de empezar los síntomas no es lo mismo que si se viene después de 1 o 2 meses de haber comenzado. Como ya expliqué es mucho mejor venir a consulta al comienzo de los síntomas. Esto hará que la duración del tratamiento sea menor y, por tanto, su coste.

Tratamiento farmacológico, ¿SÍ O NO? No hay que ver a los fármacos como enemigos o como que se va a depender de ellos. Esto no significa que haya que acudir a los fármacos como primera solución, porque para ser sinceros NO CURAN LA CAUSA. ¿Esto significa que son malos? NO. De hecho, y siempre según el caso, son NECESARIOS. Pero NUNCA DEBEN SER NUESTRA PRIMERA OPCIÓN salvo que la sintomatología lo aconseje. La primera opción debe ser el tratamiento psicológico. Si acudimos en las fases iniciales de nuestras dificultades o problemas no vamos a tener que vernos obligados a tomar un tratamiento farmacológico. ¿Y qué pasa si mi sintomatología es grave o muy incapacitante? En este caso, y siempre bajo recomendación profesional sanitaria, sería recomendable una valoración por parte del psiquiatra de complementar la terapia psicológica con la terapia farmacológica. A esto se le llama un ABORDAJE MIXTO de la patología. Este tipo de abordajes han mostrado en todos los estudios científicos una mayor potencia que el abordaje farmacológico exclusivo para patologías graves o muy incapacitantes.

¿Por qué no tratarme entonces directamente con un psiquiatra? Piensa lo siguiente, un psicólogo estudia toda su carrera universitaria sobre cómo funciona la mente de las personas, la sociedad, la cultura, etc. Un médico psiquiatra da únicamente 1 asignatura de psiquiatría en su carrera y luego hace 4 años de residencia en un hospital en determinados servicios. Es obvio que para una patología muy grave, a la cuál ellos están muy acostumbrados a tratar, la elección es consultar al psiquiatra de urgencias. Sin embargo, hay muy pocos psiquiatras que ofrezcan un abordaje psicoterapéutico, ya que la gran mayoría sólo ofrecen un tratamiento farmacológico dejando cojo el tratamiento al no tratar la causa, sólo sus síntomas. 

Sin embargo, cuando estamos determinando a qué especialista acudir es muy probable que no tengamos una patología muy grave, por lo que se recomienda acudir al psicólogo. Si la valoración del psicólogo es que la patología puede requerir ayuda del psiquiatra u otro profesional sin duda alguna se te recomendará.