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TRATAMIENTO DEL DUELO Y DUELO COMPLICADO

 

Un duelo es una pérdida de alguien importante para nosotros. No significa que tenga que fallecer la persona, puede ser simplemente una separación o un distanciamiento.

Todos conocemos los duelos asociados a fallecimientos de personas allegadas. Pero, ¿qué ocurre cuando un hijo/a se va de casa para hacer su vida independiente? A veces uno de los progenitores o ambos pasan por una fase de duelo. Lo que se ha llamado el síndrome del nido vacío. Esto no es más que ponerle otro nombre a un duelo por el distanciamiento con el hijo/a.

Las personas tenemos que gestionar duelos frecuentemente, no sólo por las causas anteriormente descritas. El problema es que no sabemos que estamos en duelo y, por tanto, decimos que estamos “tristes” o “de bajona”. Son duelos sencillos la mayoría de las veces y que superamos sin mayores contratiempos.

EL PROBLEMA OCURRE cuando el duelo, sea por la causa que fuere, se atasca o se evita. En estos casos el duelo se suele cronificar (alargarse en el tiempo). Imagina la lava debajo de una montaña. Que el volcán no haya explotado no significa que no esté la lava debajo. Si la lava no puede salir con el caudal que necesita, la montaña explotará creando un volcán. Esto ocurre con muchos problemas psicológicos. La lava (tristeza, ansiedad, etc.) termina saliendo sea por donde sea. ES MEJOR SACARLA CUANDO PIDE SALIR. El volcán son nuestros síntomas tanto psicológicos como físicos:

  • Sentimos que el día a día nos cuesta horrores.
  • Desmotivación profunda.
  • Tristeza profunda.
  • Pérdida de apetito.
  • Aumento de consumo de alcohol u otras drogas.
  • Deseos de morir.

Estos serían los síntomas más frecuentes con sintomatología negativa, pero también existen duelos con sintomatología positiva:

  • No haber experimentado tristeza o sensación de pérdida.
  • Necesidad de estar siempre haciendo algo o con la mente ocupada.
  • Necesidad de estar siempre rodeado de personas (compañeros de trabajo, amigos, etc.). Normalmente personas no relacionadas con la pérdida sufrida aunque no siempre es así.
  • Trabajar más horas y/o con más intensidad que de costumbre.
  • Salir de fiesta más de lo acostumbrado.
  • Aumento de consumo de sustancias excitantes legales o no.

 

Hay factores que predisponen que un duelo sea complicado:

  • Fallecimiento de un hijo o un niño.
  • Fallecimiento inesperado o por una causa violenta.
  • Falta de apoyo social que ayude en el duelo.
  • Antecedentes de depresión, ansiedad, inflexibilidad, perfeccionismo.
  • Sucesión reciente de pérdidas o pérdidas anteriores no superadas.
  • Padecer dificultades personales, familiares, económicas.

 

¿Cuánto dura el tratamiento? Es una pregunta muy frecuente y de difícil respuesta. Las variables más importantes para la duración del tratamiento son: la causa, la gravedad, el tiempo de evolución y el paciente. La causa, la gravedad y el tiempo de evolución, en el momento de consulta ya son factores incontrolables y no se tiene poder para cambiarlo. Sin embargo, el modo de afrontamiento del paciente sí que es mejorable. Por tanto, si el paciente se involucra activamente en la terapia ésta se reduce sobremanera. Pero hay que tener en cuenta que si se viene a consulta 3 años después de empezar los síntomas no es lo mismo que si se viene después de 1 o 2 meses de haber comenzado. Como ya expliqué es mucho mejor venir a consulta al comienzo de los síntomas. Esto hará que la duración del tratamiento sea menor y, por tanto, su coste.

Tratamiento farmacológico, ¿SÍ O NO? No hay que ver a los fármacos como enemigos o como que se va a depender de ellos. Esto no significa que haya que acudir a los fármacos como primera solución, porque para ser sinceros NO CURAN LA CAUSA. ¿Esto significa que son malos? NO. De hecho, y siempre según el caso, son NECESARIOS. Pero NUNCA DEBEN SER NUESTRA PRIMERA OPCIÓN salvo que la sintomatología lo aconseje. La primera opción debe ser el tratamiento psicológico. Si acudimos en las fases iniciales de nuestras dificultades o problemas no vamos a tener que vernos obligados a tomar un tratamiento farmacológico. ¿Y qué pasa si mi sintomatología es grave o muy incapacitante? En este caso, y siempre bajo recomendación profesional sanitaria, sería recomendable una valoración por parte del psiquiatra de complementar la terapia psicológica con la terapia farmacológica. A esto se le llama un ABORDAJE MIXTO de la patología. Este tipo de abordajes han mostrado en todos los estudios científicos una mayor potencia que el abordaje farmacológico exclusivo para patologías graves o muy incapacitantes.

¿Por qué no tratarme entonces directamente con un psiquiatra? Piensa lo siguiente, un psicólogo estudia toda su carrera universitaria sobre cómo funciona la mente de las personas, la sociedad, la cultura, etc. Un médico psiquiatra da únicamente 1 asignatura de psiquiatría en su carrera y luego hace 4 años de residencia en un hospital en determinados servicios. Es obvio que para una patología muy grave, a la cuál ellos están muy acostumbrados a tratar, la elección es consultar al psiquiatra de urgencias. Sin embargo, hay muy pocos psiquiatras que ofrezcan un abordaje psicoterapéutico, ya que la gran mayoría sólo ofrecen un tratamiento farmacológico dejando cojo el tratamiento al no tratar la causa, sólo sus síntomas.

Sin embargo, cuando estamos determinando a qué especialista acudir es muy probable que no tengamos una patología muy grave, por lo que se recomienda acudir al psicólogo. Si la valoración del psicólogo es que la patología puede requerir ayuda del psiquiatra u otro profesional sin duda alguna se te recomendará.